domingo, 15 de enero de 2012

CRUCERO DE PLACER PAGADO A CRÉDITO (2ª ed.)


Si como pienso, nada es casual y en cambio 
todo oculta un mensaje que es simbólico, 
hoy el desastre del crucero "Concordia"
hace pensar en relación al Euro;
del caso hice una anterior bitácora
(que tras de esta introducción se reproduce
y en parábola marina lo retrata).
Nada ha cambiado en ello desde entonces,
sólo la imagen de un barco mas hundido 
sin que parezca se pueda hacer gran cosa; 
¿pondrán un día capitán y oficiales 
también aquí "los pies en polvorosa"?.



De la navegación uso una imagen  
(perdón por la metáfora empleada)
que nos puede ilustrar sobre la crisis 
de los países que con el euro casan, 
donde Unión Monetaria viaja en barco
que en el Mediterráneo se desgracia
tras de haber ido en él a "toda máquina".

El asunto comienza en la bodega 
que transporta a los "PIIGS", pequeño fuego, 
mas los avisos que hay del peligro fallan
por la desidia de aquellos pasajeros
que gran fiesta celebran como en fallas
y se timan con las "primas de riesgo",
paella, patí, chorizo,… "otra de gambas".   

La cosa se complica, cunde el pánico, 
y aquellos peces gordos (del dinero), 
que por supuesto pueden desplazarse
libremente por todo el paquebote, 
se trasladan hacia otra parte en masa. 
(en la metáfora pongan Alemania).

Por todo esto el barco allí se inclina, 
y en un efecto que es autoalimentado,
hacia esa parte, del mar entra más agua
y así hasta ella más lastre se desplaza 
del interior, puesto que recordemos, 
no hubo la precaución de atar las cargas.

El fuego se ha extendido a lo que hay cerca, 
voraz e inmanejable se va haciendo,
y aunque se inyecta liquidez por tubos  
tecnócratas bomberos no lo apagan;
superando pendiente el seis por ciento
los equipos previstos ya no bastan.

A mayores, hay tempestad que arrecia,
en mercados, piélago financiero,
y tiburones y otros pescados gordos 
saltan a la cubierta con su plata,
que está vencida y el peso se acumula
hacia el extremo que lleva mayor pasta.
  
Ahora a bordo se aprecian dos efectos
que alternan lo ridículo y lo trágico:  
los unos que se sienten muy contentos 
de atraer la mercancía hacia su casa, 
y otros que de tan "secos" ya no pueden 
bombear hacia la suya gota de agua.

El conjunto del barco se presenta 
en triste y desolado panorama:
un extremo preso en voraz incendio,
por la incuria de no haber hecho nada,  
y el otro extremo torcido en avaricia,  
todo el oro escorado hacia la trampa.

Se lanzan SOS, se alienta la esperanza 
de que quizás hacia nuestro rescate 
venga algún barco americano o chino, 
y nos pueda socorrer en la desgracia.
De momento pondré una vela a Merkel,
esa nueva y vikinga (Santa?) Bárbara. 

© albertotrocóniz /11 
de "TAL COMO LO VEO" 

Para una explicación mejor fundada 
donde se emplea también esta metáfora,
recomendamos el siguiente enlace: 
Gracias. De nada. 

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