viernes, 20 de diciembre de 2013

EL FALO COMO SÍMBOLO

“Lo que era todo un dios hoy sólo es pene”
(parafraseando a Francisco Umbral*)

La vida quiere ser, más afirmarse:
lanzar por todas partes su semilla
poblando mundos como hace con estrellas
en polvo cósmico eyecto el primer día.

El falo erecto es falo, si no, es pene 
que de por sí no vale para nada, 
un mero apéndice incómodo al transporte;
tan sólo en sangre es, sirve a la causa.

Fuerza generatriz, canal del polen,
principio activo rico en epifanías:
en dedo índice, en pies (sexo de arcángeles
que pudorosos lo esconden bajo alas)…

De pene a falo: como ángel es alado
y eso quiere decir que se remonta 
y vuela imaginando otras esferas
pobladas de salaz concupiscencia.

Es pajarillo que se transforma en cisne 
de enhiesto cuello firme rematado
por terso pico a introducirse en Leda 
cual rayo de los cielos fecundante.

El falo es mensajero y es trompeta 
atronandora en fuerza, es un arado 
a roturar la tierra de la virgen
que espera en vientre le llueva su semilla.

Es flecha disparada, es una lanza,
una espada desnuda, un submarino,
chimenea, manguera, sequoia;
es obelisco y también toda torre…

En mazo del tarot es "as de bastos"
—la raíz del palo del fuego y la energía—
y es la varita en ceremonias mágicas 
con sus poderes metamorfoseantes.

El individuo lo siente como aparte 
cuando cobra potencia en vida propia
y arrastra por senderos inauditos 
a aquel que lo acarrea y lo mantiene.

A un Dios su Lucifer: pues así el hombre
ve a su ángel alzarse en rebeldía;
¿quién como yo? parece que dijera 
reivindicando su propio paraíso.

Sí, es venerado por todas religiones:
como principio Yang en el taoísmo
danzando con el Yin baile perpetuo
del equilibrio del Cielo con la Tierra.

En cristianismo es el árbol salvífico
de la Cruz que integra direcciones
de abajo a arriba en poste, y de este a oeste
con travesaño que abraza el horizonte.

"Cruces de Mayo" que subsumen los ritos
del paganismo de los "Palos de Mayo" 
alrededor de los cuales los jóvenes
danzan en torno cubriéndolos de flores

… en reconocimiento a oscuro impulso
latente en todo: planta, animal y hombre
de la sexualidad generadora
cuando se acrece entrando en primavera.

Desde edades del hierro y la del bronce 
hay erectos menhires en el bosque 
(a veces con dos piedras esféricas 
flanqueándolos como a modo de gónadas).

También más tarde se da en Etiopía 
ciertos tótems que exhiben en triunfo
trofeos logrados en la "caza de falos" 
que es trasunto de aquella de cabezas.

En China es el dragón que se remonta
a los cielos en vuelo fulgurante
concitando las fuerzas creativas
(su nombre es "Kien", el primer hexagrama).

En hierogamias la unión de la pareja 
del sumo sacerdote con la virgen 
estimula a su vez al macrocosmos
pues “se hace abajo tal como se hace arriba”.

Hay tribus indias que tienen danzas fálicas 
a las que sigue la orgía colectiva 
para inducir que cielos también lo hagan 
en los sembrados y engendren la cosecha.

En hinduismo es el "lingam" de Shiva
—creación-destrucción en la Trimurti—
(se relaciona al falo con sepulcro
extinción y origen de la vida).

En judaísmo adquiere las funciones,
a más generatrices, de equilibrio
como virtud compensatoria al mundo
en contrapeso a aquellos depravados:

el falo se reafirma o se relaja 
acorde con la base de energía
en consecuencia que así en la Tierra haya
mayor presencia de justos o carencia. 

Para la Cábala es la novena sephira,
que es "Yesod" fundamento de lo vivo;
también se relaciona con el sabath:
la Creación que en su recreo descansa.

Asimismo llaman "séptimo miembro" 
que es centro y es un eje; en torno suyo 
se ramifican las piernas y los brazos
el tronco, el cuello y la cabeza.

Circuncidados glandes, son capuchas
para portar encima de las testas
como bonetes, gorritos o sombreros
en-cubriendo conceptos seminales.

Asociaciones en religiones célticas 
entre cabeza y falo simbolizan
los poderes genésicos de ambos:
la una de ideas, el otro de los cuerpos;

fin de médula espinal por donde baja
—según rezan tratados medievales—
la semilla generada en cerebro  
(sí, el erotismo es cosa de la mente).

Lleva asociado al cabo “octavo miembro”:
el femenino de ovarios y vagina 
que a él complementa acogiendo el esperma 
siendo el canal que va a llevarlo a océanos.

Océanos de vida innumerable
de donde toda surge y luego acaba:
vapor, nube, lluvia, luego rios…
fecundó en todo el rayo solar-pene.

Árbol del Paraíso aquí se planta
en Adán, desde sus genitales,
pues fuese el primer hombre puro falo
presto a engendrar todas generaciones.

Aun castigáronse sus masturbaciones
previas a haber al cabo compañera,
ya que cuando dormía le fue extraída
la "costilla" eufemística: su "os penis".

La obsesión posterior por unicornios
viene quizás de la añoranza al "baculum"
propiciador de una erección perpetua
(buscada en cuerna de los rinocerontes).

Así el Génesis es rico en signos fálicos:
Lucifer en Serpiente, Adán en Árbol…
mas ¿qué fuera de todo ello sin Eva
que es la tierra dispuesta a fecundarse?;

sin ella y sus manzanas no se alzara 
el tronco del varón en rebeldía 
a conocer que sea bueno y malo, 
y tras de orgasmo la carga de la culpa.

Pulsión generatriz con que desborda 
la vida al individuo y como mantis
ofreciendo placeres, caza en trampa,
saca sus jugos y lo abandona yerto. 

Culto a Dionysos en la Grecia antigua:
resulta pleno en simbolismo fálico;
más tarde será en mundo romano
Príapo el dios que acecha en los jardines.

Su falo es transgresión, es pura fiesta;
el tiempo sacro donde borran los límites 
en que encuadra el vivir su rutina,
rompiendo moldes hacia lo inesperado.

Así se celebraba en Saturnales
—la fiesta agrícola después de recolecta—
que era el tiempo del caos, del desenfreno,
de subvertir todo orden, las barreras.

Es lo rebelde, la vida asaz proteica 
que se alza erguida enfrentándose a dioses 
que a más castigan a que sea asaltada
de forma recurrente por pasiones.

Cual Prometeo va el hombre encadenado 
esperando a la rapaz que venga 
a devorarle entrañas por el sexo 
que a saciarla por siempre regenera.

Sólo las flechas lanzadas desde el arco 
del dios Apolo, dios de la inteligencia, 
símbolo de lo humano que trasciende
la pasión, la maldición da pausa:
lo apolíneo y dionísiaco así se alternan.  




© albertotrocóniz / 13
Texto: de “POEMAS DEL SÍMBOLO”
Imagen: Lingam Alado
de “DIBUJO Y PINTURA”

* La frase original (en "Fábula del Falo") es:
“Lo que era todo un dios hoy sólo es falo”;
yo entiendo que si falo ya es dios,
aunque en tiempos castrados, mero pene.

Otros enlaces “Post”-relacionados
en el tablero “POEMAS DEL RITO, DEL SÍMBOLO Y DEL MITO
… y en el tablero YA SIN LA HOJA DE PARRA

1 comentario:

  1. http://albertotroconiz.blogspot.com.es/2013/12/el-falo-como-simbolo.html
    http://tinyurl.com/zgnpt8k

    ResponderEliminar