te veo enfrente sentado distendido
en la sala de espera de aeropuerto
aguardando que llamen a tu vuelo.
Ligero de equipaje: una mochila;
¿mas dónde el casco y las hermosas grebas?,
¿la espada corta, la lanza y el escudo?,
¿la coraza esculpida con leones… ?
Quizá todo eso ya lo hayas facturado
pues llevas sólo un short, unas sandalias
y camiseta donde aparece el logo
propagandístico de los próximos juegos.
El hombro rondo descubres y te rascas;
alborotan tus dedos el cabello
dando oleaje a ensortijados rizos;
bostezas cual lo hiciese una pantera.
Te yergues y abrupto desperezas
con el antiguo gesto con que atletas
en la palestra estiraban sus músculos
ensayando a lanzar la jabalina.
Policleto te usara de modelo
para una estatua en proporción canónica;
aunque cabeza, miembros y fuerte torso
no sean aquí —agradecedlo a Ares
¡oh hembras jóvenes y otras también no tanto!—
¡oh hembras jóvenes y otras también no tanto!—
de frío mármol, sino de carne y sangre
para mejor honrar al gineceo.
© albertotrocóniz / 14
Texto: de “RITOS, MITOS, SÍMBOLOS”
Imagen: Dibujo del "Doríforo" de Policleto (circa 450 A.C.)
Museo Arqueológico Nacional de Nápoles
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