martes, 23 de septiembre de 2014

STEPHEN HAWKING: ¿ATEO POR REPROCHE?

Dice el físico inglés Stephen Hawking:
<< No existe Dios, me considero ateo;
la religión se basa en el milagro
lo cual resulta del todo anticientífico… >>.

Dice Dios Padre Todopoderoso:
<< Ay Stephen, Stephen, qué ironía
es el decir que no creas en milagros,
tú  que viviste casi por un milagro
en ese cuerpo que mucho antes debió de haberse ido
según cualquier diagnóstico científico

… y más puro milagro el de esa mente
explorando el espacio, aun en tu silla,
conectando con secretos del cosmos,
plasmándolo en sistema de ecuaciones,
llegando a conclusión de que no existo.

Ni siquiera agnóstico te dices,
que ateo redomado te proclamas;
y eso en ti dicho parece sea un reproche
a una idea de Dios que te ha dejado
—pese a su fama como de padre bueno—
en esas circunstancias lamentables
en que te vistes como piltrafa humana

… prestigio, honores, abundancia económica,
rodeado de enfermeras cariñosas,
de alumnas jóvenes deseosas de estar cerca,
de invitaciones a viajes, restoranes…
mas como Tántalo nunca poder gozarlo
con un cuerpo a la altura que acompañe;

tener por siempre la máquina por medio
para moverte, hablar, decir "te quiero"
con el horror de su sonido a lata;
promover al tiempo entre las gentes
el sentimiento dual ambivalente
de admiración y compasión mezcladas.

Pero tienes razón en lo que dices:
no existo yo como un mero concepto
salido de la mente de los hombres
a su imagen y semejanza haciéndome,
como ese tuyo que en un tal dios proyectas
y que rechazas a fuer de monstruoso.

No soy por cierto un anciano barbado
hacedor de cosmos y universos
que tonante con rayos poderosos
está aparte de criaturas-súbditos,
ni un abuelito en todo complaciente
como un “Papá Noel” muy generoso
que a tí —no sé porqué— te haya fallado;

ni soy sultán de un cielo con huríes
para ti allá del todo inalcanzables
y que hoy pudieras gozar si me adorases
ya que la mente crea las circunstancias;
ni la estatua hierática en el templo
en la penumbra sahumada con incienso
que prometa otra vida en paraíso…

Son tan sólo invenciones del hombre:
visión compensatoria en que proyecta
afán de infinitud de un ser pequeño
al creerse erróneamente autónomo y aparte
de lo que es: la única Conciencia,
y que orgulloso del “propio” pensamiento
(que bien mirado le viene dado siempre)
enfatiza así el yo, de mí, lo mío…

separado y en pugna unos con otros
ya sea por disputas académicas,
o en lucha entre naciones y entre razas
disecada la vida por conceptos
perdido ya el edén originario
de la unidad de la única existencia

… que Yo Soy; que en mil formas me expreso
porque es mi gana sin que haya otro motivo
para jugar, digamos a escondite,
do muchas veces promuevo la polémica
y empleo a algunos en proclamar que existo
(pasándose por cierto en fanatismos)
y a otros por contra a oponerse y negarlo
(pasándose asimismo de fanáticos)
al disfrazarme en creyentes y en ateos

… cual dices tú entre ellos encontrarte
con las ideas de científico y guiñapo
que se te cuelgan como en escarapela
luego clamando limitación a cielos;

eso crees ser pero tú no eres eso
ni nada sea producto de la mente
—por muy potente resulte que esta sea—
en un concepto o una etiqueta cómoda
(o acaso incómoda) adjuntada a tu cuerpo.

Como te digo son falsos todos dioses
que crea la mente a conseguir dos cosas:
la explicación del porqué este universo
maravilloso de enigma y de potencia…
y un consuelo tener ante la muerte
del cuerpo y pensamiento que a sí dice:
“esto soy yo y no podrá perderse
cual se extingue la llama de una vela”.

Tú ante ello protestas justamente
y dices “no, nada de esto se explica
por religiones que apelan al misterio
y el cosmos ha surgido de la nada”
(piénsalo bien tu nada está muy llena:
no es nada-nada sino un vacío cuántico
que yo he sembrado con semillas del sueño).

Y ante la muerte que se teme o se añora,
para empezar te diré que no existe:
Yo soy por siempre, intemporal, ubicuo;
no he nacido, por tanto nunca muero,
aun cierto sea tu cuerpo allá tan frágil
así como tu mente tan potente
tienen un fin y han de volver al cosmos
retornarndo a ser polvo de estrellas…

Pero eso no eres tú querido Stephen
pues tú eres Yo, todo es pura conciencia
que crea la ilusión del tiempo-espacio
y también esa de la materia
(de modo tan extraño conjuntada
—será por algo— en cuerpo deleznable
y mente con IQ de ciento ochenta).

Vete a dormir, en el sueño profundo
allí tú eres en tu más pura esencia:
sólo conciencia pero sin pensamientos
de ecuaciones abstrusas sobre estrellas
allá muy lejos entre agujeros negros

… o circunstancias amables denegadas
allá muy cerca al borde de la silla
por algún dios creado de la mente
con atributos como de un padre bueno
y ante el cual y con razón tu dices
llevado de tortura padecida,
ser un ateo negando su existencia.

Una vez vistas esas motivaciones
que son el fondo de tu protesta atea,
demostraré con lógica aplastante
la realidad de lo que en verdad eres
y que soy yo también por cierto;
dejo para otro "post" el argumento.



© albertotrocóniz / 14
Texto de: “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
Imagen: Stephen entre Huríes

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