martes, 10 de junio de 2014

CERVANTES HOY DESPUÉS DE EN MONDO HUESO

Se han dedicado recursos y dineros
a rastrear los restos de Cervantes;
sus huesos se supone están en cripta
en el convento de las Trinitarias;
¿creerá Miguel que a Juicio Final llaman
cuando vea cerca los investigadores
no con trompeta, sino con rayos láser?)


En vista a todo ello me pregunto
por la razón profunda en la manía
de querer rescatar para apropiarse,
—no sólo en este caso, en otros muchos—
detritus ya inservibles de la vida.

El motivo aparente entiendo sea
el pretender exhibirlos en público
con la intención que imagen del gran hombre
—como un Nadal— promueva “Marca España”
(con plus de morbo que una momia supone)
y de esta forma el recaudar alcábalas.

Que a los prohombres de mundos académicos
y a autoridades, regidores políticos…
dé la ocasión de hacer la ceremonia
donde se luzcan con coronas de flores
—a un cadáver ofrenda de cadáveres—
y tras discursos tópicos laudatorios,
se hagan la foto y salgan en la tele.

Llevar a niños o a grupos de turistas
por el viejo Madrid y sea una etapa
esa de la visita en las monjitas
bajando a cripta do estén los huesecillos
que al cabo colme demandas culturales
y dé apetito a aquellas gastronómicas
antes de irse de tapas por mesones.

Todo está dentro del circo acostumbrado;
no hay nada nuevo desde los viejos tiempos,
por ejemplo de aquellos de Cervantes
con su ración de amargura y pobreza
en medio iniquidades de la corte.

El esquema mental que está en la base
de explicaciones de los hechos históricos
es el siguiente y es simple y es simplista:
existió un mundo en el planeta Tierra
con sus naciones: a la sazón España
y en una época: XVI-XVII.

Un feto se encarnó, todo era plástico;
creció ese niño formando su esqueleto,
no sólo físico, si no el mental: lecturas…
ya un hombre joven fue el destino la guerra;
rompieron huesos, aquellos los del brazo,
por fortuna el siniestro, el diestro queda.

Sufrió prisiones en tierra de los moros:
padecimientos, torturas, frustraciones,
porte esquelético al cabo tantos años…
al fin llegó el rescate por los frailes,
vuelta a la patria y a rehacer la vida
y por servicios un cargo a compensarle.

Recaudador de impuestos y de alcábalas,
algún escándalo de tipo financiero:
"dio con sus huesos" otra vez en mazmorras,
incomprensión, pobreza, hubo mujeres
que vendiendo su cuerpo le ayudaron
… a malvivir, incluso a escribir libros.

Huesos de anciano padeciendo de artritis
más la diabetes, ¿acaso quedar ciego?;
buscar descanso, quizá buscar olvido…
amortajado de hábito trinitario
—ya sin monedas para pagar el viaje—
sueño fetal en útero de cripta.

Hasta aquí la narración plausible,
todo el resto descansa en mera hipótesis;
mas Cervantes no es eso, no son huesos,
ni tampoco la carne soportada,
ni siquiera la mente en privilegio;
no es tampoco la imagen de sí mismo
ni aquella que nosotros le otorgamos.

La realidad es totalmente inversa:
existe sólo la única conciencia,
la que da origen a todo pensamiento:
al Quijote, al cuerpo a quien asigno
carne y huesos con nombre de "Cervantes"

… los libros, las batallas, las prisiones,
sobrevivir, despacho en casa-putas;
la enfermedad, la artrosis, la diabetes,
el aparente sueño de la muerte,
el silencio por siglos en la cripta,
la aparición de su osamenta en medios…

Todo es Conciencia en el aquí y ahora,
todos Cervantes y todo es el Quijote:
el que escribió más los otros posibles
por las playas del tiempo en mil variantes…

Escojo el libro y abro primera página:
"En un lugar de iglesia de un convento
de Trinitarias, Madrid, barrio de Letras;
del sitio exacto no puedo ya acordarme …"




© albertotrocóniz / 14
Texto: de “LA TORRE DEL HOMENAJE”
Imagen: "Viva España pues que vive en Cervantes" 
de “FOTOPINTURA”
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